Cuando escuchamos a los científicos paleontólogos hablar sobre la búsqueda y estudio de fósiles de millones de años de antigüedad, nos imaginamos que sus análisis de campo los realizan en plena naturaleza, en lugares distantes y apartados de la civilización, como montañas, ríos, cañones, océanos, desiertos o glaciares. Y esto es así, se trata de encontrar los restos de organismos vivos que poblaron el planeta incluso mucho antes de que existiera la raza humana, por lo que es totalmente lógico que se investiguen los lugares en los que el ser humano ha tenido menos presencia, y por consiguiente todos esos restos puedan haber quedado mejor preservados, a salvo de los cambios producidos en el terreno y el subsuelo, por las edificaciones, excavaciones, soterramientos y demás trabajos que inevitablemente lleva consigo nuestra civilización y que dificultan en gran medida, la conservación, recopilación y el estudio de fósiles de gran valor e interés científico.
¿Significa esto que debajo de nuestro edificio o casa puede haber restos fósiles de millones de años de antigüedad? La respuesta es SI. De hecho, no es extraño, en grandes reformas realizadas en edificios muy antiguos, en plena ciudad, haber encontrado restos fósiles que han obligado a paralizar las tareas de reformas, para que los científicos puedan rescatar las preciadas muestras, que permanecían ocultas bajo los cimientos del inmueble.
Lo más interesante y asombroso de todo esto, es que los restos fósiles no necesariamente están siempre tan escondidos, y no necesitamos ser expertos paleontólogos y hartarnos a excavar el suelo para encontrarlos. ¡¡Pueden estar más cerca de ti de lo que nunca te hubieras imaginado!!
En el centro de Madrid, los fósiles nos rodean sin darnos cuenta, en las paredes y asientos de las estaciones de metro, en los monumentos más destacados, en los adoquines y baldosas de las calles más concurridas, solo hay que aprender a “verlos”, y para eso no hay mejor ayuda que la que nos facilita paleourbana.com, un portal colaborativo, que nos desvela el escondite de esos fósiles antiquísimos, que se encuentran entre nosotros pero nos pasan desapercibidos.
Paleourbana se encarga de compartir a través de un mapa interactivo, las localizaciones de estos fósiles encontrados en distintas ciudades del mundo, y a la vez, anima a la gente a aportar su granito de arena buscando, de una manera sencilla, nuevos fósiles que añadir a la lista y que serán compartidos por el resto del mundo.
Mirando los fósiles encontrados en Madrid, me he quedado asombrado, de los lugares tan cercanos y cotidianos en los que se hallan, por ejemplo, en la estación de metro de Méndez Álvaro. ¡Cuántas veces habré estado en esa estación ignorando completamente que a escasos metros de mí se hallaban los restos de un organismo vivo de varios millones de años de antigüedad! Los fósiles se encuentran en las paredes de caliza roja de la estación, camuflados entre los motivos y texturas de las baldosas.
Gracias a las fotografías de la web de Paleourbana, que ilustran claramente la situación y aspecto de los fósiles, podemos encontrarlos sin mayor dificultad, y en el caso de Méndez Álvaro, se pueden contemplar una especia de “caracolas” que son, ni más ni menos que fósiles llamados ammonoideos, una subclase de moluscos cefalópodos, ya extinguidos, que existieron en los mares hace más de 65 millones de años. ¿Cómo se te queda el cuerpo? 😮
Lo mismo ocurre con otras estaciones de metro de la capital como “Ciudad universitaria” o “Metropolitano”.
Algunas de las calles más destacadas de la ciudad, también guardan estos interesantes tesoros, a pie de calle, en las fachadas de los comercios, ante miles de personas que transitan ajenas a este gran descubrimiento. Prueba de ello es el número 45 de la conocida calle Fuencarral, una vía de alta actividad comercial y muy concurrida, que también aparece en los mapas de fósiles.
Volviendo a las imprescindibles y socorridas fotografías de Paleourbana, encontramos fácilmente los restos fosilizados. Se trata del pavimento de un local comercial en el que encontramos colonias de preciosos corales pertenecientes al Cretácico. Seguro que los has pisado varias veces mientras mirabas escaparates. ¡Curioso!
Huertas, Cuchilleros, Gaztambide, Castellana, Alcalá, y varias calles más de la capital, esconden otros curiosos y antiguos fósiles que seguro te apetecerá descubrir en alguna ocasión.
En la farmacia de la Plaza de Cascorro nº 6, otros bonitos corales fosilizados decoran la parte baja del escaparate. Valiosísimo tesoro que habremos pasado inadvertido al comprar nuestras aspirinas…
Invisibles a nuestros ojos, por muy descarada que sea su presencia, incluso compartiendo lugares privilegiados reservados únicamente a los monumentos y efigies de la ciudad, como es el caso de el Monumento a Cervantes en la Plaza de España, el cual integra en las piedras de granito que conforman su base, acumulaciones de Oncolitos.
Como ves, no es imprescindible ser un experto en Ciencias Geológicas para poder tener acceso a los fósiles del planeta. Gracias a Paleourbana, puedes conocerlos simplemente dándote un paseo por la ciudad. Te recomendamos que accedas a la web y te marques tu propia ruta de fósiles por Madrid, seguro que te resultará cuanto menos interesante.
Fotografías de la web www.paleourbana.com
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