¿Rapunzel?, ¿la del larguísimo pelo rubio que sanaba y se defendía con una sartén?, ¿sale Flynn Raider?, ¿y el caballo?, ya sabes, ese caballo que luchaba con una espada… Pues NO, la respuesta a todas esas preguntas es NO. Ni caballos ni caballas. Aunque Disney se empeñe en reescribirnos y edulcorarnos todos los cuentos clásicos de la literatura europea, Rapunzel no era la hija de unos reyes cuyo pelo tenía el poder sanador de una gota de sol que cayó a la tierra. La verdadera Rapunzel era la hija de unos pobres campesinos, vecinos pared con pared de una bruja terrorífica pero muy diestra en el arte de la horticultura, a la que, a cambio de un manojo de rapónchigos, deben entregar a su hija recién nacida.
La Rapunzel que nos trae el equipo de Ferro Teatro a la sala del Teatro Galileo está basada en el original de los hermanos Grimm. Nos presenta la historia de la pareja que tiene que entregar a su hija a la malvada bruja hortelana, que la cría aislada en una torre sin puertas, a donde ella sube haciendo que Rapunzel descuelgue su pelo por la ventana, hasta la aparición del príncipe (esta vez, el príncipe verde, familiar lejano del archiconocido y pluriempleado Príncipe Azul), del que se enamora como en todo cuento que se precie. Hasta aquí, todo lo clásico. Pero donde radica la originalidad del planteamiento es en la manera de narrarlo… ¡Como una ópera rock!
Utiliza los clásicos de Beethoven, Mozart, Vivaldi y Strauss, insertados en medio de la acción e interpretados a ritmo rápido de rock y con voz lírica en directo, para llevar a los jóvenes espectadores a través de la historia. La dinámica de la obra es fundamentalmente interactiva, sin cuarta pared. Los actores invitan a los pequeños del público a participar de la historia, involucrándolos hasta el punto de hacerlos salir a escena, siendo protagonistas durante unos minutos, representando un papel (nuestra hija salió para ser una serpiente, y estuvo persiguiendo al príncipe verde durante un rato mientras éste huía despavorido y rogaba que no lo picase).
La obra es fresca y divertida, engancha a los más pequeños de la casa, los mantiene atentos y busca su complicidad. Se nota que es una compañía con experiencia en montajes para niños. Es un estupendo plan para pasar una mañana de domingo en familia tan ricamente: padres e hijos saldrán contentos y con ganas de comer… una ensalada de canónigos!!!
La opinión de Mario (7 años): La parte que más me ha gustado ha sido cuando salía la bruja y se llevaba al niño, y lo del príncipe verde que tenía un caballo con GPS hasta que le decía el GPS que en la Edad Media no había satélites ni porras fritas.
La opinión de Natalia (5 años): Lo que más me ha gustado ha sido salir al escenario a hacer de serpiente y también cuando un niño hacía de cartero.
TEATRO GALILEO
C/Galileo, 39. Metro: Quevedo
Del 24 de enero al 28 de febrero de 2016.
Horario: Domingos a las 12:30 horas
Precio: desde 12€
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