Asistí el pasado sábado al estreno nacional de la obra MÁRMOL en el Teatro Tomás y Valiente de Fuenlabrada. Un montaje que recorrerá España y del que se hablará mucho.
¡Gracias a la compañía por pensar para el estreno en teatros que no estén en plena Gran Vía! Hay vida más allá de la capital.
El teatro lleno hasta la bandera para ver la obra de la dramaturga irlandesa Marina Carr, dirigida por Antonio C. Guijosa e interpretada por un buen elenco de actores: Pepe Viyuela, Susana Hernández, Elena González y José Luis Alcobendas.
Mármol no es solo una historia sobre infidelidad, es una obra profunda donde un simple sueño contado “medio en broma” entre amigos acaba convirtiendo en pesadilla la vida de sus personajes. La búsqueda de la felicidad pero… ¿Es correcto que sea a cambio de la desdicha de las personas que quieres?
Un único decorado con acertada iluminación que crea diferentes ambientes y espacios por los que se entrecruzan como si de un baile se tratase los actores. Un mundo frío y gris, de cemento, donde los “sueños de mármol” son la única vía de escape y bolsa de oxígeno. Caminos que el destino cruza por delante Catherine y Art, suelos y paredes de mármol que se convierten en un viaje onírico a la felicidad, fuera de ese mundo gris.
La obra se inicia con dos amigos de toda la vida, Art y Ben, con vidas estables y supuestamente realizadas, con éxito en el trabajo, casados y con hijos, el pack completo y bien organizado. Un día Art sueña que se acuesta con Catherine, la mujer de Ben, en una habitación toda de mármol, algo gracioso y anecdótico que acaba no siéndolo tanto cuando Ben descubre al llegar a casa que su mujer Catherine también ha tenido el mismo sueño infiel con Art, al mismo tiempo, en la misma habitación de mármol. Un sueño al que sucederá otro, por las noches Art y Catherine son infieles a sus parejas oníricamente, sin conocerse personalmente, algo que empezará a cambiar sus vidas y a replantearse si son felices, si en el fondo la vida que tienen es la que quieren. Bajo el escepticismo de Anne (la mujer de Art) y la desesperación de Ben.
La actriz Elena González (Catherine), con una gran interpretación aporta una fuerte carga emocional a la obra, consigue que te emociones con ella en varios momentos, que sientas su angustia llegando a entenderla. Un papel duro que fue el que más me gustó. Buena interpretación también la de Pepe Viyuela, Susana Hernández y José Luis Alcobendas.
Una obra que no puedo dejar de recomendaros, teatro sin micrófonos, el que a mí me gusta.
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