“Mi padre tenía una pequeña hacienda en Nottinghamshire. De cinco hijos, yo era el tercero. Me mandó al Colegio Emanuel, de Cambridge, teniendo yo catorce años, y allí residí tres, seriamente aplicado a mis estudios; pero como mi sostenimiento, aun siendo mi pensión muy corta, representaba una carga demasiado grande para una tan reducida fortuna, entré de aprendiz con mister James Bates, eminente cirujano de Londres, con quien estuve cuatro años, y con pequeñas cantidades que mi padre me enviaba de vez en cuando fui aprendiendo navegación y otras partes de las Matemáticas, útiles a quien ha de viajar,…”
Bien, ya lo ha hecho. Ha comenzado la lectura del primer párrafo de “Los Viajes de Gulliver” de Jonathan Swift. No disimule, no finja que no lo ha hecho. Todos le hemos visto hacerlo. Ha empezado el libro. Y le recomendamos que continúe. De veras se sorprenderá.
¿Y todo esto a que viene? Pues muy fácil. Verá, señor, todo comenzó cuando vimos en la cartelera del Teatro Galileo que los domingos por la mañana habían programado “Gulliver en Lilliput”, un espectáculo interpretado y dirigido totalmente por Alex Tormo. “¿Sabéis quien era Gulliver?”, les preguntamos a nuestros pequeños Waterson, que nos miraron con cara de: “¿de qué estás hablando, papá?”. Así que allá que nos fuimos.
Llevar un espectáculo una persona sola es complicado. Y si además sale solo y con un enorme libro más. Y cuando el público lo forman niños de hasta ocho años ni te cuento. Y cuando además entre tus objetivos se encuentran la animación a la lectura y el descubrimiento de los clásicos, pues apaga y vámonos. Y sin embargo, Alex Tormo hace un trabajo estupendo: Se guarda a los peques en el bolsillo desde el primer momento, en la mas pura tradición del cuentacuentos, haciendo a los niños partícipes y cómplices de la historia y de la acción, con la sencilla ayuda de un cuento, un monopatín, un pequeño castillo y un pequeño cubo, mas su ingenio, su interpretación, su dinamismo, y las ganas de contar, divertir y entretener (y una armónica, se me olvidaba). Los niños se lo pasan en grande, y los papás también: hacednos caso, no os perdías este espectáculo, después nos lo agradeceréis.
Y un efecto secundario: Mario y Natalia nos pidieron el cuento de Gulliver nada más salir de ver la obra. Ahí los tienes, leyéndoselo (obviamente en versión infantil). Parece ser que la parte de la animación a la lectura también funciona. Porque, citando al propio Swift, “cuando leemos un libro, ya sea fatuo o sabio, es como si estuviera vivo y me hablara”.
La opinión de Mario (8 años): Mola como lo contaba, era divertido, entretenido, y muy gracioso. Parecía que lo estabas viendo.
La opinión de Natalia (6 años): Me gusta como lo contaba. Y tocaba la armónica muy bien.
TEATRO GALILEO
C/Galileo, 39. Metro: Quevedo
Edad Recomendada: de 3 a 8 años.
Fechas: Domingos 10 y 24 de abril 2016.
Horario: a las 12:30 horas
Precio: desde 12€
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